“Gustavo, el mejor delantero-centro luarqués de todos los tiempos” 

“Gustavo, el mejor delantero-centro luarqués de todos los tiempos”     

Disfruté mil y una veces de las historias que me contaba mi padre (Pano) a lo largo de algo más de medio siglo. Tengo que reconocer que era una simbiosis, porque él aprovechaba para recordar sus tiempos dorados de juventud, y este servidor escuchaba encantado para saber más y más de aquellas historias que siempre me imaginé que no podían tener más que dos colores (el blanco y el negro). Aunque eso sí, unas tonalidades y unas perspectivas mucho más maravillosas y evocadoras de lo que la mayoría se podría imaginar.

Él fue el catalizador fundamental para que mi amor y mi pasión por Luarca y todo lo que la envolvía, tuviese las fuentes de datos adecuadas para nutrirme de todo aquella época que “viví” a través de las historias de mis padres, y que siempre escuché atento, absorto y dispuesto a empaparme de tanta experiencia.

Y mi padre me hablaba de un delantero cuya fama traspasó fronteras, un delantero centro de los de antes, capaces de disparar con ambas piernas. De aquellos que siempre estaban con la “caña al quite” esperando los fallos de los defensas, y que con su sola presencia, hacía que a veces hasta dos o tres rivales tuviesen que defenderle, dejando huecos y espacios para los extremos o para los centrocampistas ofensivos, que así conseguían perforar las redes rivales.

Y entre todos ellos él destacaba al gran Gustavo Sierra Lorenzo, que entraba a rematar con todo, con una fuerza descomunal y con un remate de cabeza poderosísimo.

Gustavo comenzó a jugar al fútbol en el equipo de La Fuente, uno de aquellos tantos equipos de barrios que había en Luarca en los años cuarenta. Después otro grande (Pedro Llera Losada) fundó el Deportivo JOCA, en el que Gustavo jugó como delantero centro, y de ahí enseguida su fichaje por el Marino Luarqués y el Luarca C.F.

Fichó por el Luarca Sport Club en la temporada 1946/47, jugando de manera ininterrumpida hasta la campaña 1961/62, cuando decidió colgar las botas.

Aquellas maravillosas delanteras de cuando el fútbol era una “samba brasileña” por los goles que se marcaban, y no por las tácticas conservadoras de la actualidad, donde a veces se juega con falsos delanteros, que al final “ni chicha, ni limoná”.

Por aquel entonces había delanteras luarquesas para el recuerdo: “Motorín-Arias Trincón-Gustavo-Herrera y Manolín Coleta”. El gran José María Aldín, Ventura, Ramonín, Extremín, Copa, Candaosa o Zapico –entre otros- acompañaban al artillero de lujo que era Gustavo Sierra Lorenzo. ¡Qué pena no poder atesorar en cámara de super-8 ninguno de aquellas espectaculares delanteras, para haber disfrutado de ellas, aunque solo fuesen cinco minutos!

Desgraciadamente no se pueden conseguir todos los datos estadísticos de muchos de los partidos de la historia del Luarca C.F., ya que los diarios regionales no siempre incluían las crónicas, y hasta la aparición de la 1ª época del “Eco de Luarca” en 1952, no fue posible empezar a recopilar esa información. Sin embargo si que se pueden extraer muchos datos generales que demuestran la voracidad goleadora de Gustavo, y sus cifras impresionantes.

En dieciséis fabulosas temporadas, llegó a jugar un lustro en 3ª división. De esos cinco años en categoría nacional Gustavo superó la cifra de los 125 goles marcados en unos 140 partidos en 3ª. En tres temporadas consecutivas se proclamaría “Pichichi” de la competición: 1959/60 (31 goles), 1960/91 (31 goles) y 1961/62 (28 goles), en la que sería su última campaña antes de la retirada oficial de los terrenos de juego.

Sus datos eran elocuentes: le marcó 3 dianas al Turón, Hispano, San Martín, Llaranes…; le endosó cuatro goles al Carbayín, cinco al Real Titánico y… nada menos que “7 chicharros al Lenense”, una jornada en la que el Luarca ganaba por 10-0 en la temporada 1961/62. Aquel día la alineación luarquesa fue ésta: Richi, Pedro, Facio, Carlos, Amalio, Luiña, Juanín, Manchego, Gustavo, Panchisco y Lombás. El entrenador era José Ramón García Hevia.

Gustavo fue funcionario del Ayuntamiento de Luarca, y llegó a desplazarse hasta la tierra del poeta Zorrilla, para probar fortuna en uno de los entonces equipos destacados de la 1ª división, el Real Valladolid. La prueba fue satisfactoria, pero Gustavo miró por su futuro profesional y prefirió seguir en el Luarca (dónde fue un ídolo toda la vida), y continuar con su trabajo en el consistorio luarqués.

Fue entrenador una temporada en La Veigona, en el ejercicio 1962/63, una campaña muy convulsa en la que terminaría presentado la dimisión.

El mejor delantero centro de nuestro Centenario y de nuevo equipo de Categoría Nacional, fue Gustavo, aquel excepcional atacante que llegó a llamar la atención del equipo de Pucela, y que consiguió durante más de tres lustros dejar un poso y un recuerdo maravilloso entre la parroquia futbolística de La Veigona. Un “9” único, cuando el fútbol era una religión todos los domingos por la tarde en nuestro estadio, y cuando todas las familias encontraban un motivo para quedar camino de esa “carretera de abajo” en la que se vivieron grandes tardes para el recuerdo.

 

Por Cipri Fdez

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